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Escrito por: Sergestus, 12/5/2024
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Un pintor universal coloreó un óleo de naturaleza muerta,
más la obra es un vivo frutal,
un bodegón de peras, manzanas, duraznos, melones,
En cambio, los poetas y mi abuela
se afligen cuando su planta se marchita,
cuando su cactus se deshidrata y muere,
La vecina lo entiende literal
un universo mágico, vuelto inerte
de planetas sin vida,
Así las cosas, decir naturaleza muerta es oximorón
Es mi cactus muerto, sin ninguna redención
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Conocí un filósofo,
un maestro se burla del amante de flores
El valor moral –dice– es de los sujetos que sienten,
de humanos, de animales,
de aliens y androides,
Mi cactus es una cosa vegetal
Insensible, muerta sin más
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¿Por qué sentí dolor al ver mi cactus?
Negro, marchito, desolado,
Fui exiliado en América del Norte,
Cuando volví al Sur, encontré mi vegetal muerto.
Sentí la no-vida del otro,
una cuestión estética –dice– Occidental,
el yo proyectado en todas las cosas,
Ver la muerte de la belleza,
una foto mortuoria en la era digital
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No soy un hippie frigano
ni un ecólogo espiritual
tampoco sensoséntrico
Soy un confeso mortal,
un bípedo de cresta roja,
una unidad de carbón, de carne, oxígeno
tejidos y huesos, acaso cyberpunk,
nacido en el vientre mamífero de una madre.
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Lloro al ver los campos olivos de
mis hermanos palestinos,
Gaza en llamas, la Nakba,
Mi filosofía pregonera es la materia.
Soy cuerpo de agua y cerebro sapiens,
un obrero más del mundo,
para quien mi cactus de adorno,
comprado en la plaza del barrio,
la vaca que no como en mi plato,
el extranjero que visita mi puerta,
guardan un valor diferenciado
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¡Mi canto de vida es a las especies
y al cosmos, vivo e inerte,
lamento su muerte cíclica,
un renacer verde, vendrá!